miércoles, 29 de agosto de 2007

Dejar tu casa siempre es un viaje que disfruto

Desentiéndase por favor cualquier significado que relacione esto con que no te quiera o sea un alivio el no verte. Todo lo contrario. Usualmente luego de la nostalgia inicial de partir de ti, comienzo a rememorar lo más rememorable de esos momentos y me cargo de una energía indescriptible que me hace creer (y hacerle creer a los delincuentes) que no podré ser asaltado, que la noche no está tan fría, que la micro no demora en pasar desde la Plaza Pedro de Valdivia hacia Providencia y que la siguiente volará desde La Concepción hasta mi casa; en resumen, siento que todo esta bien.


Y esta latente carga positiva que dejas dentro mío me hace ver con otros ojos lo que algunos “poetas” llaman “escenario urbano”. El efecto surge mar fuerte en no-lugar, no-tiempo (o finalmente desplazamiento) llamado trasbordo. Ahí donde me bajo en P. De Valdivia entre Providencia y 11 de Septiembre observo la gente bajar de la máquina y encaminarse a lo que le toque usar: paradero, metro, o a sus casas u otros destinos que la noche les pudiese dar. Veo algunos buscar tarotistas frente a la Casa de la Cultura, veo justo en el paradero que está ahí a un par de prostitutas y un prostituto. Siempre se paran en ese paradero, supongo por que es mas oscuro, usando él un jockey para que el rostro quede semioculto y ellas mucha menos ropa que las señoras que adelanto a pasos acelerados. Tú debes ser mejor que ellas en la cama, ellas deben tener dejadez y desamor con cualquiera de los que les pagan (o la mayoría) y deben guardar mucho menos de lo que quisieran para quienes quieren. Pienso eso y pienso cómo tu sabes hacer las cosas bien y me vuelvo loco en recuerdos libidinosos.

Cuando estoy solo, mi amor, camino rápido. Siempre he caminado rápido, tu debes haberlo notado en el principio y seguro aún se me escapa, o mejor dicho, me escapo al acelerar inconscientemente. Muchos entran y salen del metro a las 10:15 de la noche, pensando si alcanzarán el último tren en estaciones lejanas en La Florida o Los Héroes. Seguro piensan que sería mejor si el Metro funcionase hasta las 12, para poder salir a carretear mas tardecito o llegar a la casa mas rápido si se mueven tarde. Les comparto la opinión, pero no me serviría tanto. Tu sabes que yo quisiera ser René Cortazar y salvar a nuestros conciudadanos del maldiseño y malpropuesta de este faraónico proyecto que nos embarga. Sabes también que si de Metro se trata creo conocérmelo como la palma de mi mano, entenderlo y casi quererlo. Especialmente su estación Baquedano, que en gloria y majestad combina en sus amplios pasillos a las líneas L1 y L2 , mientras muestra varias obras como las del maestro Hernán Mirando o las del pobre-malnacido-desgraciado-pintaplatos de Samy Benmayor.









Paso de largo la estación y llego a mi paradero de La Concepción con 11 de Septiembre. Elijo éste aunque esté mas lejos que el de P. De Valdivia porque siempre hay mas gente y Don Graf dio una serie de consejos respecto a eso que yo respeto tanto como a Eric Heittman. Sería bacanal si un día estuvieses conmigo ahí viendo todo lo que ocurre. La hora no es impedimento para la congregación de gente: los bikers practicando en la entrada a un enorme edificio corporativo, el kiosquero fumando afuera del kiosco, los pokemones que a esa hora estan hablando con la mamá por el celular, explicando por qué no está en la casa. Se ve mucha gente caminando con claras intenciones de llegar a Suecia, grupos de amigos, parejas. No sé por qué pero te juro mi amor, que no veo gente triste. Será el efecto a ti, o simplemente que es un lugar especial, pero todo el mundo parece conectarse ahí. Todos se miran entre ellos lo que hacen, los que esperan una micro, los skaters, los fumadores, las prostitutas de esta esquina. Todos se miran a los ojos y se demoran un poquito mas en correr la vista que lo habitual.

Amoi, un día deberías irte de tu casa conmigo y tomar esa ruta a mi hogar a esa hora. Notarás también que cuando ves aparecer la 503 y te subes a ella sientes que te han robado una pequeña alegría, un pequeño placer de paradero, esos que no sirven sólo para deshacer el tiempo, como mp3’s, diarios o libros malos de Coello o Dan Brown. Los instantes que has dejado ahí te sirvieron para pensar en la cantidad de cosas que pasan en un mismo lugar, la cantidad de intenciones, direcciones, palabras y miradas que borbotean. Finalmente me doy cuenta (o nos daríamos cuenta) nuevamente que he reflexionado ahí como no lo he hecho en tantas otras partes antes y me doy gracias del don de poder observar detenidamente el todo. Algún día te llevaré y verás lo que digo; por el momento quedémonos con este post descriptivo y esperemos que la 503 llegue mas rápido con la fuerza que nace de verte, mientras la hago durar mas con Johansen en los oídos.



P.S: SI usted ha leído todo se ganó un premio: puede ver las fotos de mi fiesta de cumpleaños aquí.


jueves, 23 de agosto de 2007

A propósito de mí.

Hace unos 20 años yo estaba próximo a nacer a este mundo. Probablemente no tenía idea de mi en 20 años mas, o tal vez sí, pero la olvidé al nacer. Al final, siguiendo caminos sinuosos nací y estoy donde estoy. Normalmente cuando era niño me emocionada mucho la fecha, los regalos, otros niños, pastel y ser el rey del día (aunque aún no abandono la costumbre de este último punto). Pero entrando en la educación media dejé de darle el peso a la fecha, esperando solamente un buen regalo o un saludos cordial. Fue mas o menos en esas fechas también en que instauré la costumbre de celebrar TODOS mis cumpleaños, costumbre que se vuelve el hecho que mas espero, ya que me reúne con casi todos mis cercanos. También de la tradición nace la maldición de que siempre llueve para mi cumpleaños, cosa que ocurrió entre el cumpleaños de los 8 y el de 18, siendo en este último el único año que no celebré por estar con una terrible amigdalitis. Ya sea por el calentamiento global o porque esos 18 marcaron un cambio; no llovió al año siguiente y hasta el momento parece que no lloverá este.

Realmente no me interesa este número 20, no me impresiona. Siento que esas dos décadas no son mas que una coincidencia numérica no mas importante que decir “cuarenta semestres”. Los ciclos que han determinado mi vida pocas veces coinciden con esta fecha peculiar. De hecho, todo tiende a una homogeneidad en mi las semanas anteriores y posteriores al 24 de Agosto. Este año se demostró de manera especialmente agradable: entró dinero constantemente, cosa que no me había ocurrido nunca, emocionalmente estoy mas que estable, en la U todo bien, amigos bacán, todo está muy OK, demasiado tal vez ¿O no? Veinte años no dicen nada mas o menos de mi que el tiempo que llevo andando en el mundo. Siento que tengo por un lado mucho mas que veinte y por otro muchos menos. No es la idea que tenía de este cumpleaños, creí que me sentiría diferente al cumplir veinte, pero soy el mismo Héctor de siempre. El mundano y original. No hay mas gracia.


El que espero con ansias es el de 21





P.S: Esta entrada es fome, inconsistente y mal hecha. Sepan disculpar.

jueves, 16 de agosto de 2007

"The Tragedy of the Commons"

Existe un artículo de Garret Hardin que leí el otro día por recomendación de un profesor. En él se plantea la situación de muchos pastores que llevan a la mayor cantidad de animales a un terreno de pastoreo comunitario para que coman la mayor cantidad de pasto durante el mayor tiempo posible. Obviamente el interés individual de cada pastor le hará aprovechar al máximo este recurso desmedidamente, hasta que el terreno colapse por la sobreexplotación. Esta situación en que la suma de conductas racionales individuales produce una tremenda irracionalidad es el quid de las ciencias sociales, la madre de los problemas del vivir en grupo. Todos los días te mueves en el enorme medio urbano pensando en tus propios problemas, siguiendo tu camino para llegar mas rápido y mejor a donde quieres. Nos mantenemos en la línea que nos lleva la realización personal, objetivo prioritario del homo sapiens actual.

Pero la paradoja no se refiere solamente aun tema de la administración de los recursos, la organización del espacio colectivo o las maneras como piensa, decide y actúa la masa de personas; lo penca viene cuando ves que se aplica a tu entorno cercano. Cuando cada uno va por su lado, y el lugar que era para escapar del egoísmo externo se transforma en otro problema. Suspiras antes abrir la puerta sabiendo la monotónica conversación, los mil y un “favores” que necesitan de ti (pues tu les debes) y las peleas estúpidas que la menopausia provoca en tu santa madre. Llega un punto en que los objetivos son muy distintos y ya no es tu espacio, estas invadido y alejado del sentido común de convivencia. “Tengo que irme”, pienso. No tengo cómo, pero se que aparecerá el momento en que ese argumento no bastará y arremeteré con estupidez.

La tragedia de los comunes es que no se puede hacer lo que quieres. “No vives solo en este mundo” me dicen continuamente. No creo que ellos estén tan despabilados como para resfregármelo por la cara. A Hardin le gustaba la idea del Estado Leviatán que nos organizaba a todos bien, felices y sonrientes. Tampoco me convencen... ¡yo quiero ser un Dios!

lunes, 13 de agosto de 2007

Escencial

Ya venía hace rato con lo mismo. Primero fue una maña, que pasó a deseo y por último casi a necesidad. Pero finalmente aquí estoy frente al computador haciendo algo un poco mas útil. El blog puede ser muchas cosas, y de eso se trata justamente, de ser la multiplicidad, variedad. Desde diario personal a bitácora de viaje, panfleto político, espacio de reflexión o ventana a lugares. Sinceramente pienso darle todos esos usos (en menor medida el diario personal) y dejar ver de muchas maneras cómo y qué soy yo.

Sólo eso para empezar